
¿Qué pasa si miras a alguien fijamente?

Para nosotros la frase “los ojos son el espejo del alma” es clarísima: dices con la mirada lo que muchas veces no puedes decir con la boca.
En muchas culturas, como la de los indígenas pemón de Venezuela, mirar fijamente a otra persona es señal de irrespeto. Para otras es lo contrario, es evidenciar que no ocultas nada.
A las personas tímidas, por ejemplo, les cuesta mantener la mirada y suelen bajar los ojos;cuando estamos enamorados, hasta sentimos un cosquilleo en el estómago que nos hace sonreír y desviar la vista.
Para nosotros la frase “los ojos son el espejo del alma” es clarísima: dices con la mirada lo que muchas veces no puedes decir con la boca.
Pero mirar, observar, ver detenidamente los ojos de otra persona durante 10 minutos… nos haría sentir raros, por no decir mal. ¿Sigues leyendo para ver de qué se trata?
Un estudio extraño
Un grupo de investigadores de la Universidad italiana de Urbino se hizo la pregunta que da título a nuestro artículo, ¿qué pasa si ves a alguien fijamente por un rato?.
Para ello, reclutaron a 40 voluntarios, todos desconocidos entre sí, que debían trabajar en parejas.
El experimento era simple: sentarse uno frente a otro, en una habitación a media luz, y mirarse fijamente durante 10 minutos.
Otro grupo debía quedarse en otra habitación, a solas, también en penumbras, viendo fijamente la pared.
Al cabo de los 10 minutos se les pidió a todos los voluntarios llenar un cuestionario en el que debían reflejar lo experimentado durante el ejercicio.
Los resultados fueron asombrosos: todos los que vieron a otras personas dijeron sentir cosas muy extrañas, como por ejemplo, que los colores alrededor se veían más intensos, o que los sonidos se amplificaban o desaparecían, y que el tiempo parecía transcurrir más lentamente.


Pero lo que más asombro causó fue que muchos señalaron que el rostro de la otra persona se fue alterando. El 90% de los voluntarios indicó que la cara del interlocutor se había deformado, y el 75% dijo que había cambiado tanto que parecía un monstruo.
Un 50% vio rasgos propios en el rostro de la otra persona, y un 15% aseguró haber reconocido los rasgos de una persona querida.